Osasuna y Villarreal son los protagonistas de uno de los partidos a priori más interesantes que puede ofrecer en estos momentos la Liga ya que, no en vano, se miden en El Sadar el quinto y el cuarto clasificado, con tres puntos de diferencia entre uno y otro, a rebufo los dos de los tres grandes del campeonato. Es decir, los rojillos regresan a la competición con un compromiso de nivel, una dura prueba frente a un gran rival, un examen con el que confirmar quizás que la Liga de este año está para plantarse y mirar decididamente para arriba, con toda la exigencia que ello supone, con la misma presión y el inexcusable nivel que se reclamará jornada a jornada. Una victoria supondría un espaldarazo monumental al proyecto de este curso con un nuevo entrenador.
Los rojillos han tenido días suficientes para repasar lo ocurrido en el último partido de Liga, el varapalo en el Bernabéu (4-0), restaurar el ánimo y afrontar con otro talante el encuentro frente a un rival teóricamente más accesible. El Villarreal no deja de ser uno de los buenos equipos de la Liga, con una plantilla larga y futbolistas que componen un grupo con poderío físico y mucho talento, pero que evidentemente no está tan alejado en el escalafón como el Real Madrid.
El parón de las selecciones le ha servido a Vicente Moreno para que sus jugadores descansen antes del sprint final del año, pero también para la reactivación de otros. No cabe duda de que las experiencias internacionales de Bryan, Budimir y Boyomo han resultado muy positivas y que ello también alimenta al grupo. Especialmente feliz y animado debe estar el delantero cedido por el Bayern. Bryan enseñó con la selección española que puede ser un futbolista decisivo y que el sitio en los planes de De la Fuente estarán en la medida que el protagonismo en Osasuna sea cada vez mayor y mejor. Un futbolista de calidad, como es su caso, hinchado de confianza y con su papel en el equipo bien entendido es un lujo, un factor de desequilibrio que en este Osasuna está bien nutrido por el papel de sus compañeros. Vicente Moreno, que regresa al banquillo tras su sanción de dos encuentros, ha hecho dos descartes, Iker Benito y Javi Martínez, y cuenta con el resto del personal a su disposición para formar un once de garantías. El borrón del encuentro ante el Real Madrid no debería influir en los planes del técnico que ya tiene un grupo de titulares más o menos consolidado, sobre el que suele influir con cuentagotas -la recuperación de Juan Cruz puede abrir un debate para la titularidad en el lateral izquierdo-.
El Villarreal tiene muchas bajas por las lesiones, pero tiene mucho más donde elegir. Marcelino es un maestro en la plasmación del 4-4-2, del que se puede considerar uno de los ejecutores más certeros. Álex Baena se ha recuperado, pero Ayoze no está en condiciones. El Sadar espera un duelo de altura, con el acierto, como casi siempre, como argumento indiscutible.