Tras la constitución del Parlamento el viernes y de los ayuntamientos el sábado, los partidos navarros encaran nuevamente la negociación del futuro Gobierno. Y lo hacen en un clima de manifiesta desconfianza, fundamentalmente hacia el PSN. Por un motivo u otro, los socialistas tienen enfadados a todos sus posibles aliados. Y aunque lo que ha ocurrido en los ayuntamientos era conocido y previsible, supone un escollo más en un recorrido que se empieza a alargar seguramente más de lo recomendable para los intereses de sus propios protagonistas.

La formación de las instituciones, primer paso antes de empezar a formar Gobierno, ha dejado una de cal y otra de arena. La constitución del Parlamento, que por primera vez en varias legislaturas se ha llevado a cabo antes que los ayuntamientos, ofreció una foto más o menos cohesionada de la mayoría progresista. No fue un acuerdo como tal porque EH Bildu quedó fuera y Geroa Bai buscaba algo más amplio, pero sirvió para constarar que a la alianza de la pasada legislatura le sigue quedando recorrido. 

El dibujo sin embargo se diluyó un día después. Tal y como había anunciado, el PSN optó por votar en blanco o a sus propios candidatos allí donde EH Bildu podía haber arrebatado la alcaldía a UPN, facilitando la vara de mando a la derecha en las principales localidades de la Comunidad Foral. Una decisión que ha reforzado el poder institucional de UPN y que ha motivado una sensación de agravio en los aliados de María Chivite. Que se ha incrementado además por las palabras de ayer de Pedro Sánchez en Onda Cero, donde presumió de haber facilitado la alcaldía de Pamplona a la derecha. 

EH Bildu se da un tiempo

Navarra sigue formando parte del debate político general y eso tampoco ayuda a generar confianzas. El malestar es evidente en EH Bildu, que ha visto cómo se le ha vuelto a escapar el Ayuntamiento de Pamplona, su principal apuesta en Navarra. Pero no sólo éste. El PSN también ha facilitado a la derecha las alcaldías de Estella, Valle de Egüés, Barañáin y Sangüesa. Así que la formación soberanista no quiere ni oír hablar ahora de una abstención en una posible investidura de Chivite. 

La prioridad para EH Bildu son las elecciones generales, así que no será hasta después cuando se plantee el posible escenario de gobierno en Navarra. No era previsible que los ritmos fueran a ser más rápidos, pero parece claro ya que no habrá decisiones en firme al menos hasta después del 23 de julio. Con todo lo que ello implica. 

Por un motivo u otro, los socialistas tienen enfadados a todos sus posibles aliados, que endurecen su posición ante el proceso negociador

También hay enfado en Contigo Zurekin, más concretamente en una de sus formaciones, Izquierda Unida. El voto de los dos concejales del PSN en Castejón ha dado el poder municipal a UPN pese a que IU, en la alcaldía los últimos ocho años, había sido la primera fuerza. La dirección socialista ha reaccionado rápido y ha abierto un expediente a sus dos ediles, pero no son afiliados. Ambos alegan además que actuaron en base a los criterios de la asamblea local, así que la decisión parece ya irreversible. Algo que ha generado un “profundo malestar” en IU, que analiza las consecuencias en sus órganos internos. Y aunque no parece que vaya a tener consecuencias en la negociación del Gobierno, añade mayor recelo si cabe a la mesa de negociación.

Diferencias con Geroa Bai

Sin resolución siguen también las diferencias que el PSN y Geroa Bai mantienen desde hace más de una semana, y que no se han visto resueltas con la elección de Unai Hualde como presidente del Parlamento. La formación de Uxue Barkos reitera que no entrará a negociar contenidos de Gobierno si antes los socialistas no les garantizan una representación institucional acorde con su papel como socio prioritario. Y la posición sigue siendo firme, “más después de lo que ha ocurrido en los ayuntamientos”, señalan fuentes de la formación. 

Geroa Bai no quiere hablar de cargos, pero sí reclama garantías de que cualquier acuerdo con el PSN implica un reparto de responsabilidades de Gobierno equivalente al de la pasada legislatura. Existe el temor a que los socialistas quieran avanzar la negociación para dejar a Geroa Bai sin margen de maniobra, forzando a aceptar un rol muy secundario en un Ejecutivo foral copado por el PSN. Sobre todo después de que sus propios dirigentes hayan reiterado públicamente su interés por tener “más peso” en el futuro Consejo de Gobierno. 

Los socialistas por su parte quitan dramatismo a la situación y la circunscriben a discrepancias lógicas en el marco de una negociación de Gobierno. “El PSN ha sido generoso con Geroa Bai y esperamos seguir avanzando”, afirma Chivite, que pese a las diferencias mantiene la reunión prevista para este miércoles en el Parlamento con sus dos posibles socios de Gobierno, y que sigue pendiente de un gesto de distensión que por ahora no se ha producido. 

La dirigente socialista asume de hecho que será difícil sacar adelante la investidura antes del 23 de julio, por lo que previsiblemente quedará para después de unas elecciones para las que el PSOE sigue engrasando la maquinaria, y que van a ralentizar también el proceso negociador en Navarra. La cuestión ahora es si para esa fecha estarán cerradas al menos las bases generales del Gobierno, en lo que se refiere tanto a programa como a estructura, para facilitar así una investidura los primeros días de agosto. O si el núcleo de la negociación queda para después de las elecciones, en un contexto que ahora mismo está lleno de incertidumbre. Mientras, el calendario sigue corriendo. l