Desde hace más de 20 años, Sara Luqui, pedagoga por la Universidad de Navarra y Grado de Especialidad en Educación Conductiva por la Universidad de Budapest, educa a personas con necesidades especiales con la finalidad de mejorar sus vidas a través de esta terapia de origen húngaro. “El Método Petö conjuga los principios pedagógicos y educativos con las bases de la neurorehabilitación. Esta terapia abarca de manera integral todos los aspectos que intervienen en el desarrollo de las personas: motor, cognitivo, afectivo, emocional, conductal y funcional. Está dirigido a personas afectadas de Esclerosis Múltiple, Parálisis Cerebral, Ictus, Enfermedades Neurodegenerativas, Parkinson, Parálisis Cerebral infantil y otras enfermedades neurológicas”, explica la pedagoga.

Para alcanzar al máximo el desarrollo funcional de la persona afectada y prevenir los posibles factores que puedan conllevar un empeoramiento, es importante establecer los objetivos que se pretenden conseguir. En el caso de los niños, el tratamiento consta del aprendizaje en todos los niveles, y en el de los adultos, reaprender desde la nueva condición de vida provocada por la lesión cerebral. “A los niños les enseñamos a gatear, a comer, a hacer sonidos o a leer. Alguien les tiene que plantear esas experiencias y, después, el siguiente paso es aprender. Sin embargo, en adultos es distinto. Ya tenían una vida previa a su patología y hay que reeducarles para poder vivir de la mejor manera posible”, comenta Luqui.

El equipo, compuesto por las pedagogas Alicia Laborda y Sara Luqui, utiliza como herramienta el tono de la voz. La intención rítmica es una facilitación que se adecúa a las personas que están recibiendo la terapia. De esta manera, dan instrucciones concretas para que el cerebro vaya aprendiendo a mandar al cuerpo. “Todo lo que aprenden aquí tiene un por qué: poner en práctica en el día a día lo aprendido aquí”, añade Laborda, educadora en el Centro Sara Luqui.

Las habilidades mentales, como la agilidad y la memoria, también se desarrollan a través de esta terapia.

Las sesiones pueden ser individuales, de una hora de duración, o grupales, de más tiempo. En cuanto a estas últimas, están formadas por cuatro o cinco personas para poder garantizar al máximo la personalización de cada caso. Las edades de los pacientes están comprendidas entre los 3 y 93 años, aunque han tenido a pacientes más mayores o más pequeños. Incluso han tratado a bebés, que en este caso se trabaja junto a los padres. Cabe destacar que para los menores de 16 años, el tratamiento está subvencionado por el Gobierno de Navarra, lo que muestra la apuesta de la Administración por este Método.

Una de las últimas ofertas del centro son los Talleres de Envejecimiento Activo, que tienen como objeto la prevención de enfermedades neurológicas y motoras.

Interior de una de las salas del Centro Sara Luqui. Foto: Patxi Cascante

En una sola sesión, el Centro Sara Luqui permite trabajar a la persona en su completo abarcando todas las disciplinas necesarias para que la persona avance y consiga sus objetivos. “Nuestro conocimiento es multidisciplinar y en España no existe esta formación”, detalla la propietaria del centro.

El Método Petö también está relacionado con la plasticidad neuronal, es decir, las neuronas sanas asumen las tareas propias de aquellas que están dañadas, por lo que se intenta establecer todas las conexiones posibles para funcionar de la mejor manera.

Asimismo, los familiares y cuidadores también forman parte del proceso. Reciben un asesoramiento completo, desde cómo comunicarse con el enfermo o familiar hasta la forma de adecuar la vivienda y de seguir un estilo de vida adecuado, que ayuda a que el paciente goce del mayor bienestar.

Una de las claves para comprender el Método Petö es su finalidad, la de reducir los síntomas o mejorarlos para poder vivir con esa enfermedad o circunstancias de la mejor manera posible. “Aquí lo que más nos importa es que la gente, pase lo que pase, el rato que está aquí aprenda y consigan sus metas. Queremos que cuando vengan estén contentos y felices”, admite Luqui.

El Centro forma a estudiantes de Educación y Pedagogía en esta especialidad neurológica. En la mayoría de ocasiones, los estudiantes admiten que les han enseñado lo que es la educación en general, pero no les han planteado que haya adultos educables que han padecido un ictus o que tienen Parkinson y que hay que volver a “enseñarles todas esas cosas que han perdido por culpa de la enfermedad”. Por eso, Centro Luqui apuesta por la formación de estos futuros educadores.