Son muchas las horas que pasamos en la cama. Es mucho tiempo también el que mantenemos en uso tanto el colchón como las almohadas, más allá de lo recomendable. Por lo general, pocos sabe cuál es la vida útil de estos elementos de descanso.

En principio se calcula que una almohada puede tener una vida útil de entre dos y cinco años en función del material con el que está fabricada y del tipo de material empleado.

Así, según la web Colchonesymas.es, una almohada de fibra de poliéster de baja calidad, con poco material se apelmazará pronto y cada vez costará más ahuecarla, por lo que en el plazo de dos años hará falta reemplazarla. Las de más alta calidad llegan hasta los cuatro años. Las de látex llegan hasta los cinco años y las de viscoelástica superan holgadamente este plazo.

Algo similar ocurre con los colchones. En principio los hay de cuatro clases, de espuma, de muelles, viscoeslástico y de látex.

Los de espuma son los de menor duración, entre 5 y 12 años en función de su calidad. Esta viene determinada por la densidad de la espuma. Cuanto mayor sea, más resistencia presentará a la deformación y más larga será su vida útil. Por su parte Los colchones de muelles oscilan entre los 7 y 12 años. Así, los que son de hilo continuo son los menos duraderos, unos 7 u 8 años de vida, mientras que los bicónicos, más resistentes, llegan de media a los 10 años. Finalmente, los de muelles ensacados, los más avanzados y los que ofrecen, duran en torno a los 15 años

Por su parte, los de viscoelástica vuelven a unir densidad y calidad. Cuanto mayor sea la primera mejor será la segunda. De esta manera, a uno de calidad media se le concede una esperanza de 10 años. Que dicho sea de paso es lo que el común de la ciudadanía considera el momento de cambiarlo. Finalmente, los de látex, el material top que ofrece firmeza y flexibilidad, son los de mayor durabilidad. El látex es un producto natural de gran calidad y de un precio más que respetable, por lo que los fabricantes lo mezclan con otros productos para hacerlos más rentables. Pero la, cantidad de látex no debe ser inferior al 85% para ser considerado natural. Hasta los 20 años llega su vida.

Por corta que sea la vida útil de la almohada y del colchón, mientras esté en uso hay que mantenerlos lo más limpios posible.

A la higiene habitual del cambio de sábanas y fundas varias, que hay que hacerla con una regularidad mínima que no vaya más allá de una semana, es conveniente de vez en cuando hacer un limpieza del almohadas y colchones.

El paso del tiempo aliado al uso frecuente hace que el sudor, la grasilla corporal, en especial la de la cabeza y el pelo, acaban traspasando fundas y sabanas y calando en lo más profundo, pudiendo llegar a dejar unos cercos amarillentos un tanto antiestéticos.

Las almohadas

En el caso de las almohadas, es probable que puedan meterse en la lavadora, pero para ello es conveniente seguir las instrucciones del fabricante que aparecen en el etiquetado para hacerlo correctamente y logra el mejor secado y evitar así humedades y moho.

A veces no basta con solo emplear el detergente habitual y es necesario emplear productos con oxígeno activado o con percarbonato de sodio.

Cuando la mancha presenta una resistencia mayor de lo habitual (a mayor veteranía más costará quitarla) se puede usar una mezcla especial a base de detergente de ropa, jabón de lavavajillas, blanqueador casero, bórax y agua caliente. Las proporciones son una taza delos detergentes y del blanqueador y media del bórax. Todo se mezcla con agua caliente.

El blanqueador casero se hace con cinco partes de agua , una de agua oxigenada y media parte más de zumo de limón.

Ponerla a remojo en este producto sirve para ablandar la mancha antes de meterla en la lavadora. Peor esto se puede evitar si se coge la costumbre de lavar las almohadas cada dos o tres meses.

Los colchones

La vida de un colchón es larga y durante ella, a las marcas que el propio uso deja se unen accidentes que cualquiera puede tener. Y no olvidemos que nuestras mascotas también tienden a subirse y meterse en las camas. Por ello hay que limpiarlo periódicamente para que esté en perfectas condiciones para garantizar nuestro descanso y evitar la presencia de ácaros o humedad.

Para eliminar esas molestas manchas y desinfectar el colchón en un principio y no dejando pasar el tiempo, solo necesitas agua oxigenada, un limón y agua aliente para elaborar el blanqueador casero que ya hemos descrito. Si la cosa está mas cruda, se añade a la mezcla el resto de los ingredientes descritos y en las proporciones previstas.

El principal problema al que nos enfrentamos a la hora de lavar un colchón es la poca manejabilidad. Por ello es recomendable que el blanqueador casero, bien diluido, lo pongamos en bote pulverizador. Para rociar con el directamente la mancha y no empapar más de lo necesario el colchón

Tras humedecer la zona, hay que aplicar vapor. Si se cuenta con una vaporeta, se puede utilizar, si no, una plancha también sirve. Hay que tener cuidado en evitar que la vaporeta o la plancha toquen el colchón, ya que podría quemarse.

Tras secar la zona con el vapor, se frota con un trapo para quitar el mejunje y con él arrastrar la suciedad. Con este truco, la mancha habrá desaparecido.

Para eliminar cualquier resto de la mezcla milagrosa, se puede utilizar agua, o agua y jabón, y repetir la operación, quitando lo restos con un trapo seco, una toalla o un secador de pelo.

Acaba la limpieza es conveniente ventilar bien el colchón para asegurarse de que desaparezca cualquier resto de humedad.