Así se heredan las tradiciones, viviéndolas, saboreándolas junto a los que queremos. Tantos recuerdos del día 7! El cumpleaños de mi aita Nicolás Fermín, que no se quitaba el pañuelico aunque estuviéramos a 40 grados. Esa visita a la capilla de San Fermín... comida en familia y un poco de champán (yo con resaca claro). Ayer, en la primera Diana que ofreció La Pamplonesa participó la hija del Tuli y su nieta Amaia que ya conoce ese tándem sagrado de diana-almuerzo y procesión, es decir, madrugar para vivir uno de los momenticos más gozosos de la fiesta. Horas después, Miren Goñi Leoz se convertía en la primera mujer que portaba al santo morenico, ocupando el puesto de su hermano, como hace años hicieron también su padre y su abuelo. Sofía Iriarte con apenas siete años cantaba también junto su madre Marta Sola en la Coral Santiago de la Txantrea que interpreta, cada año en la Plaza del Consejo, la jota Glorioso San Fermín. Tiene el venenillo metido, sabe que los pelos se ponen como escarpias de la emoción cuando la ciudad entera se rinde al santo. Una mañana en la que otros descansan. Amets, que nació en la noche del 6, sabrá cuando crezca que para sus dos madres, Aitziber Arroyo y María Barbaño, el 6 era el más importante de las fiestas pero que el jueves lo vivieron en el móvil, desde el Hospital Universitario. Amets, tu destino es llegar al 7 de julio siempre feliz!