PAMPLONA. los agentes de la Guardia Civil que investigan el caso Asfi tienen la certeza de que el empresario Iñaki Gil San Sebastián llevaba una segunda contabilidad o contabilidad B, en la que reflejaba las múltiples trasferencias y supuestas apropiaciones de dinero de las comunidades de vecinos que administraba. La abogada Carmen Sala, que representa a varios portales afectados, ha detectado la existencia de indicios de esa contabilidad oculta, en la que el gerente de Asfi llevaría un registro del dinero que había desviado de cada comunidad y, por tanto, que se les adeudaba, con el objetivo, según sostiene la misma letrada, de modificar los balances que presentaba a los vecinos y mantener la apariencia de normalidad en su gestión. Una de las trabajadoras de Asfi que fue llamada a declarar por el Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona ofreció la primera pista sobre el modo de proceder de la empresa dirigida por Iñaki Gil, que continúa en prisión preventiva.

Según la declaración de esta empleada, "veía traspasos" de la cuenta de una comunidad de vecinos a Asfi Servicios Integrales y Gestión de Proyectos y precisó que la cuenta que tenía para anotar dichos traspasos era una "cuenta 4". En efecto, entre la documentación que la Guardia Civil ha proporcionado a las comunidades de vecinos supuestamente afectadas por la actividad ilícita de Gil se encuentran, en algunos casos, notas manuscritas por trabajadoras de Asfi, que se remontan al año 2009, en las que se hacen constar, junto al epígrafe "Asientos hechos contra cuentas 4" las cantidades que eran desviadas de una comunidad concreta para el pago de suministros de otras comunidades, facturas duplicadas a nombre de Asfi, u otros gastos ajenos.

Dicha notas manuscritas se corresponderían con los movimientos bancarios que iba obrando Asfi en las cuentas de las comunidades, como ocurre en el caso de la comunidad de vecinos Donantes de Sangre, número 18 (ver imágenes bajo estas líneas), donde se observa que dos salidas de dinero para pagos de otras comunidades (4.321,26 euros para abonar la calefacción de Polígono 46 de Pamplona y 232,80 euros para los "ganchos bicis" de Bernardino Tirapu), aparecen reflejados tanto en la nota manuscrita como en los movimientos bancarios de su cuenta.

MODUS OPERANDI

La importancia de estos documentos, a juicio de la abogada Carmen Sala, radica en que "demuestran el modus operandi de Iñaki Gil, el modo en que se llevaba el dinero de las comunidades, que tenía perfectamente contabilizado para, de ese modo, manipular los balances finales que posteriormente mostraba a los vecinos". Del análisis de la documentación a la que ha tenido acceso Sala "se deduce que Gil se llevaba el dinero de distintas formas. Se lo ha llevado a sus empresas, mediante recibos facturados dos veces, etc.

Cuando dejaba la cuenta de una comunidad a cero, cogía el dinero de otra comunidad. Y esto creemos que lo estaba haciendo desde 2009, porque en la documentación constan anotaciones desde ese año". Para Sala, dichos documentos también evidencian que había "una planificación y una organización, en la que Gil contaba con otras personas, sus empleados. No es un sistema de caja única como él ha dicho, sino que este sistema tenía como objetivo encubrir el modo que tenía de apropiarse del dinero", recalca la abogada. En ese sentido, considera que "Iñaki Gil era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo, porque era algo planeado y organizado. Llevando una contabilidad de tipo B podía alterar los balances y así evitar las sospechas de los vecinos".