Cautela, análisis e investigación de datos y una posible mejora de una normativa actual exigente pero con porosidad. Los especialistas consultados por este periódico ven como una posibilidad más que remota la circunstancia de que un edificio en Navarra, de 14 alturas, pueda terminar ardiendo en llamas toda su envergadura. Los expertos llaman a la calma. Primero porque apenas se ha utilizado en Navarra el aislamiento de poliuretano y polietileno, y el más frecuente es el de cerámica con lana de roca, porque desde 2019 están prohibidos dichos materiales derivados del petróleo y altamente inflamables en aquellas construcciones nuevas de más de diez metros (tres plantas de altura) o en las rehabilitaciones que se realicen desde entonces en bloques antiguos. Y también porque no hay grandes edificios en altura en Navarra, ni es frecuente la edificación tan elevada salvo en las últimas torres construidas por ejemplo en Lezkairu.

Diego González, jefe de la sección de Edificación de la Dirección General de Vivienda del Gobierno de Navarra, explicó ayer en la Cadena Ser que en la Comunidad Foral “todos los edificios a partir de 2019 cumplen con la normativa del código Técnico de la Edificación y no tienen poliuretano”. La altura del edificio es una de las claves para el uso del material puesto que lo que se busca con la normativa es la seguridad y protección para las personas.

Víctor Otero Diz, gerente del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro (Coavna), no descarta que en la Comunidad Foral puede haber edificios con las características y materiales del de Valencia, aunque en todo caso serán “ejemplos muy puntuales y en la actualidad no hay una situación repetible en Navarra en los desarrollos inmobiliarios que se han efectuado. Las fachadas ventiladas con poliuretano anteriores a 2006 no eran nada habituales, pero podrían haberse hecho porque técnicamente son las que mejor funcionan y antes no tenían los límites existentes hasta ahora”. En cuanto a las posibles evacuaciones de los residentes, Otero enfatiza que “los códigos de edificación persiguen que aunque suceda un incendio haya una estabilidad de 30 minutos para preservar los daños personales y se pueda evacuar el edificio”.

Sectorizar fachadas

Jesús María Sos Arizu, arquitecto técnico navarro y presidente del Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Navarra, no pone el acento solo en los materiales de aislamiento del edificio de Valencia, sino que además tiene “la sensación de que la fachada no se encontraba sectorizada. Es decir, que la fachada era un plano y no tenía diversos sectores que hubieran impedido el avance de las llamas a modo de cortafuegos, como se suele hacer colocando salientes en fachadas. Además son materiales que tienen que estar bien encapsulados, que impidan el acceso del fuego y las condiciones meteorológicas”. En caso de que no esté bien encofrado dicho aislante, el polietileno es altamente inflamable. “Si se toma como unidad de medida las megacalorías por kilo, el polietileno tiene 11 y el butano y el gasoil tienen 10, el poliuretano tiene 6 y la lana de roca sería ignífuga”. Al igual que el resto de expertos, Sos Arizu vaticina que este suceso es probable que conlleve una “revisión de la normativa porque hay un esfuerzo continuo de prevenir incendios como el ocurrido” y pide tranquilidad a la ciudadanía. “Las normas son cada vez más garantistas”.

Por su parte, Víctor Otero, que además es coordinador del centro de asesoramiento tecnológico del Coavna, recuerda que “lo primero que hay que analizar en un caso como el de Valencia es que debe haber un foco de incendio. Normalmente, en una vivienda particular, se deriven de un incidente en cocina o en caldera, que se colocan hacia las ventanas. A veces se nos olvida que tiene que haber foco” y, a partir de ahí, Otero considera que se registró una situación dramática de condicionantes que se alinearon. “Las fachadas ventiladas son las que térmicamente mejor funcionan de todas, porque el aire circula dentro de ella, pero en un caso así funciona como una chimenea. Si el material de dentro es combustible, sucede un incendio como el de Valencia”.

El gerente del Coavna expone también que en una fachada habitual actual sería de tipo cerámica con lana de roca, lana mineral o fibra de vidrio, elementos no combustibles y que no propagan llama, por lo que no habría que sectorizar dicha fachada según la propia normativa. Otro material muy usado es la fachada con aislamiento tipo Sate, que “va adherido y pegado y no tiene efecto ventilación, efecto chimenea”.