La pandemia cambió muchas cosas, entre ellas, la forma de valorar la vida en los pueblos. Así lo sintió Begoña Pedroarena que, junto a su pareja, decidió rehabilitar la antigua casa familiar de su padre y mudarse a Aria, un pequeño y encantador pueblo de la montaña en el valle de Aezkoa. Lo que comenzó como un regreso a las raíces, acabó convirtiéndose en un proyecto de negocio: una casa rural para 22 personas.
Ya desde el año 2019 se interesaron por recuperar un inmueble que se construyó hace más de 300 años, pero fue en la pandemia cuando verdaderamente se dieron cuenta de “lo importante que era vivir en un pueblo”. Sin embargo, el camino no ha sido nada fácil. “Nos costó mucho y tuvimos que hacer muchos trámites, debido a la antigüedad y las trabas en el registro de la propiedad”, añade. Sin embargo, tras cinco años de obras, la casa se ha transformado en una acogedora pensión rural que abrió sus puertas el 1 de marzo de 2025. “Nos gustaría agradecer a toda nuestra familia y a todas las personas que nos han ayudado a convertir nuestra idea en realidad”, agradece.
Casa Xauri, como tradicionalmente se conoce a la casa, consta de nueve habitaciones dobles, cinco baños y amplios espacios comunes pensando en la comodidad de grupos grandes. Además, parte de la decoración rústica está elaborada artesalmente por Begoña y su pareja, rescatando materiales de la antigua vivienda donde en un tiempo hubo ganado. “La casa está pensada para grupos grandes y familias que buscan tranquilidad, naturaleza y aire libre”, asegura Begoña.
A pesar de haber abierto hace apenas un mes y medio, la acogida ha superado sus expectativas. “Pensábamos que al principio, en este primer año, no íbamos a trabajar nada, ya que nadie nos conocía ni teníamos ninguna reseña, y, sin embargo, la respuesta ha sido buenísima”, confiesa.
Con su apertura, Casa Xauri, ya forma parte de la Asociación de Turismo Rural Irati-Orreaga y ya se ha convertido en el segundo alojamiento del pueblo aezkoano, ampliando así la oferta turística de Aria. Además, se da la circunstancia añadida de que en este rincón del Pirineo es escaso el número de casas como ésta que pueden hospedar a grupos tan amplios. – Patricia Carballo