El Hotel Restaurante Karlos Arguiñano, donde Joseba dio sus primeros pasos entre fogones, ha sido e escenario elegido para la presentación de su primer libro, ‘Cocina con Joseba Arguiñano’, en el que el chef, repostero y panadero ofrece una selección de sus recetas favoritas, en las que hay platos salados, dulces y diversas elaboraciones de pan para todos los gustos. Joseba Arguiñano, que ha contado con la presencia de su padre, Karlos ArguiñanoKarlos Arguiñano, como anfitrión, ha reconocido que “a mi aita creo que no le supero en nada porque es un crack en lo que hace, pero yo le he dado a otras ramas en las que él no se ha metido, como el pan y el dulce, siguiendo la rama de mi tía, y ahí creo que le gano”. El cocinero ha confesado que le llaman el rey del croissant pero, de buen comer y de buen cocinar, su corazón está dividido entre el dulce y lo salado y entre sus recetas estrella están también el talo con txistorra y los pimientos rellenos.

De sus platos favoritos, le cuesta elegir, aunque “me quedaría con la sopa ramen, que día sí día no, me la tomo, y como soy muy de bocatas, el pan bao, que blandito y relleno de lo que sea, entra uno detrás de otro”.

“Atreveros a hacerlas porque os van a salir”, ha animado Joseba a todos, veteranos y noveles en la cocina. Sus más de 90 recetas, además, están pensadas para todos los paladares con elaboraciones para cualquier ocasión. Como él mismo dice, “en este libro podrás sacar ideas para compartir en una fiesta, para un picoteo bien variado o una merienda resultona o para improvisar una cena en casa con la cuadrilla. Y si lo que te gusta es compartir preparaciones, hay muchos dulces que podrás hacer con tus hijos”.

Enamorado de la vida y de la cocina, incansable y curioso, todas sus experiencias vitales y sus muchos viajes tienen reflejo en sus elaboraciones culinarias, cuya pasión transmite al lector en su libro. De ahí que sus recetas, con muchas influencias del mundo, pero sin renunciar a la rica tradición familiar, estén “aliñadas” de vivencias propias: “A mí las recetas me trasladan a los lugares por los que he viajado o a otros momentos de mi vida, como las recetas de las tartas que me las enseñó mi tía y las comíamos de pequeño y mellevan a la infancia”.

Heredero del talento comunicativo y culinario de su padre, Arguiñano hijo confiesa que el apellido le “pesa para bien. Lo llevo dentro y es un orgullo. De mi padre he aprendido todo lo que sé, pero lo fundamental es que hay que atreverse con todo y que si le pones ganas, empeño y mucho trabajo, salen las cosas”.

Joseba, repostero y panadero, es tal vez el más disfrutón de los hermanos ArguiñanoArguiñano. “Lo reconozco con orgullo: soy un disfrutón. Me encanta comer los platos de siempre, esa cocina más casera y tradicional, formada por alimentos de primera calidad y en la que también hay espacio para innovar sin perder la esencia. Y, como buen disfrutón, me entusiasma vivir la experiencia gastronómica con los míos”, destaca. Su destino estaba casi predeterminado desde la cuna. Cuando Joseba tenía trece años quiso comprarse una moto. En casa le dejaron claro que, si la quería, se la tenía que pagar, así que se puso a echarle horas en el restaurante familiar de Zarautz. Aquellos fogones fueron testigos del despertar de una pasión. Descubrió que se le daba bien, se animó a formarse y muy pronto lo tuvo claro: su vida iba a girar alrededor de la cocina.

Influencias viajeras

Siendo muy joven, sus inquietudes le llevaron a no conformarse con lo que había en casa y se fue a recorrer mundo. Cuando se viaja, la mente se abre, absorbe y se aprende mucho. Por su afición al surf, Joseba Arguiñano ha viajado a muchos países, como Sudáfrica, Perú, Indonesia o Australia, en los que ha disfrutado doblemente, practicando su deporte favorito y descubriendo nuevos platos. Y todo lo aprendido, tanto lo de casa como lo de fuera, lo plasma con naturalidad y frescura en su cocina.