Desde que la abuela Julia y el tío Pedrito Echaurren se encargaran de las diligencias de este restaurante situado en el portalón, y su mujer Andrea, se ocupara de la escuela de niñas que, por cierto, era acto de beneficencia, han pasado 125 años. Dicen las voces que incluso el fundador anduvo en la labor de la primera licitación del alumbrado público, además de ser alcalde de la localidad. El edificio fue a llamarse fonda Andrea, pero Echaurren cogió protagonismo poco a poco. Ahora cinco generaciones después, son Chefe, Marisa y Francis los que lideran este emblemático restaurante y hotel, perteneciente a la lujosa guía Relais & Cahteaux, donde lucen dos estrellas Michelin y tres soles Repsol.

Fachada del restaurante El Portal de Echaurren, en la localidad riojana de Ezcaray.

Restaurante El Portal de Echaurren

Dirección: C. Padre Jose Garcia, 19, 26280 Ezcaray, La Rioja,

Teléfono: 941 35 40 47

Web: https://echaurren.com

Interiorismo: 8

Calificación: 8,5

Las secuencias del menú degustación del El Portal de Echaurren pasan por instancias históricas o familiares de la familia Paniego. El recibimiento se realiza en la primera planta, con vistas a la iglesia Santa María La Mayor, y arranca con pequeños aperitivos y un showcooking de distintos snacks como el Pimiento choricero con crocante de maíz Aceitunas negras de pimiento, queso y anchoa, simulando a la oliva con un resultado brillante, Champi con quisquilla, o Berberechos y zanahoria en formatos de bocados minis. 

Los tres hermanos: Francis, Marisa y Chefe.

En la barra pasamos al caldo de cocido, reparador en las épocas de las diligencias y la croqueta, enseña de la casa, cremosa y crujiente. Ambos son la antesala del comedor, en donde bajamos a la tierra para degustar un Boquerón en vinagre con crema de ajoblanco texturizado, granizado de salmuera y brotes de menta, una curiosa versión de panchineta salada de alcachofas y foie, que consiste en una especie de croqueta que esconde en su interior el fruto, acompañado de polvo de ajo y fondo de anís, o la Cigala con pisto de pimientos y fresas, organolépticamente muy bien casada entre el amargor del primero y la dulzura de la fruta. 

Merluza Marta. James Sturcke

El animal presente en la cocina de Francis, con estudios en la histórica casa Campo de Madrid y estancias en Akelarre, de Pedro Subijana, lo oficia en la casquería, y esa debilidad de un servidor hacia los deleites de los entresijos de todo tipo, se acercan al alma con el Ravioli en tempura de lechecillas, crême fraiche y caviar o un maravilloso bocado técnico de un Buñuelo de asadurilla. Le sigue un Tartar de corazón de cordero con un aporte de grasa con mayonesa de aguacate y un matiz de foie grass. Finaliza esta parte un Tierno de cordero, transformado en una lengua en guiso con arenque y salsa de tomate reducida en homenaje a la madre. Sabroso bocado que evoca a las salsas antiguas y que acompañaban a los garbanzos en el Echaurren.

Caldo y croqueta, un emblema de la casa.

En el recuerdo, la secuencia, quizás más nostálgica, de todos los pases en los que evocan los acontecimientos familiares transcurridos en los últimos años con homenajes diversos como la Sopa de cabracho, la Merluza Marta o la Falda de cordero que me encantó en cuanto a melosidad, brillantez de la salsa y ejecución final.

Mantecado con torreznos. James Sturcke

Queda tiempo para el juego dulce con el Helado de mantecado, los Churros con crema y anís, o el Chocolate con vainilla y tendones fritos de cacao.

Respecto a los vinos, esa seña tan identitaria del territorio riojano, catamos un maridaje dirigido por Chefe, el jefe de sala, que nos deleitó con entre otros con Basilio Izquierdo de 2014, rosado Ripa 2018, Viña Cubillo 2015 y un blanco seco de Paternina de principios de los 70. Me queda pendiente volver para catar la tradición de clásicos, en otro concepto que se sitúa etxe aurrean.