Para Darío Gómez el Manomanista está sembrado de ilusiones. El delantero riojano goza de pocas oportunidades de lucirse en Primera y el campeonato individual supone una bonita ventana a su juego. Es su modalidad fetiche. Siempre ha destacado. Solo hay que echar un vistazo a sus números: ha jugado cinco ediciones en la élite y en dos ha pisado las semifinales. Se quedó con la miel en los labios. Parece cosa del pasado, pero a él es "algo" que no se le "olvida”. “El deporte va muy rápido. A veces te pones a analizar y te das cuenta de que llevas cinco años seguidos en cuartos de final”, reflexiona el delantero de Ezcaray, quien admite que “es mi objetivo”.
Un pasado brillante
Flashback. Paseo en el Delorean. Darío ganó en 2019 la txapela de Promoción ante Aitor Elordi y un año después, en un mano a mano exprés, hizo cumbre en la antesala de la final desde la previa de Aspe. En el preliminar tumbó a Peio Etxeberria (22-13), para después, ya dentro de la oficialidad, derrotar a Iraitz Zubizarreta (22-3) e Iker Irribarria (13-22). Jokin Altuna –gran amigo y rival recurrente en su carrera– frenó sus ansias en un partidazo (22-15). En 2021 arribó desde cuartos como cabeza de serie y no le salieron bien las cosas ante José Javier Zabaleta (22-5).
Un año más tarde, las empresas instauraron el formato de liguilla de cuartos de final, multiplicando el castigo en las manos de los pelotaris y, sin ajustar tiempos, disminuyendo el descanso para recuperar los golpes. En este magma, Darío entró en el Manomanista tras superar tres previas en una especie de campeonato previo de Aspe, el de la supervivencia. Apeó con autoridad a Elordi (22-6), Elezkano II (10-22) y Peio Etxeberria (22-2). En los octavos pasó por encima de Mikel Urrutikoetxea (22-5). Él solito evitó la presencia de vizcainos en los cuartos. En la liguilla perdió contra Altuna III (22-19 en otro encuentro para ver en bucle) y Zabaleta (22-14). Dio muy buena imagen. Penalizado por la carga de partidos, sus manos dijeron basta.
En 2023 tuvo otra buenísima actuación. Alcanzó las semifinales, donde perdió con Elordi, a la postre campeón, por 22-15. Ganó en octavos a Aranguren (22-6) y en cuartos a Peio Etxeberria (22-19), Ezkurdia (10-22) y Jaka (18-22). El curso pasado, de nuevo como cabeza de serie, entró directamente en cuartos, donde superó a Zabaleta (17-22), perdió ante Laso (11-22) y se la jugó contra Altuna III. El campeón no perdonó en el mejor partido del campeonato. 22-19 en Eibar.
"Peña II no refleja su nivel en los resultados"
Su debut en la presente campaña será ante Jon Ander Peña este sábado en el frontón Labrit de Iruñea. “He tenido tiempo para entrenar y he sacado buenas sensaciones en el frontón. Ahora lo que me queda es plantear bien el partido, intentar tener claro cómo jugar, acertar con el plan y ejecutarlo. De manos estoy bien, no habrá excusas”, reflexiona Darío, quien analiza que “Peña II es un adversario muy complicado. En sus resultados en esta modalidad no se ha visto reflejado su nivel. Siempre se ha cruzado con pelotaris que llegan lejos”.
El riojano tiene bien aprendida la lección. “El año pasado entró desde la previa y llegó a hacerle 16 tantos a Iñaki Artola, que acabó disputando las semifinales, siendo muy superior al resto de rivales”, evoca el riojano. Del tolosarra, que en la última campaña ha dado un paso adelante en las lizas individuales, sobre todo en el Cuatro y Medio, explica que “es un rival físicamente muy duro, con muchos recursos de aire y un saque muy bueno. Voy a tener que sudar tinta china si quiero llegar a 22”. Jon Ander nunca ha pisado los cuartos de final.
Las expectativas
El 14 de junio cumplirá diez años en el profesionalismo. Sabe de qué va el negocio. Aun así, las expectativas siempre han acompañado a un pelotari con grandes dotes para el mano a mano. ¿Cuántas veces le han comentado que era su año? “La gente te lo dice por animar o muchas veces porque realmente cree en ti, pero soy consciente del nivel que tienen todos los rivales. Para llegar arriba se tienen que dar muchas circunstancias”, describe Darío. Por tanto, su trabajo se reduce a “salir lo mejor preparado posible, tratar de plasmarlo en el frontón e intentar quedarme satisfecho con lo mío”.
Darío y Peña II se citaron este miércoles en la liturgia con el material en el frontón Labrit de Iruñea. El de Aspe optó por cueros de 104,5 y 104,9 gramos, mientras que el tolosarra seleccionó pelotas de 106,2 y 105,8.